Lo recuerdo como algo prehistórico y con amenazas de venirse abajo. No fui muy aficionado al ciclismo, pero una escapada la hice un poco más allá de Islallana y atravesé este artesanal túnel con cierto reparo por la precariedad que parecía tener. Todo está cambiando a paso lento y seguro y el túnel de Piqueras esperó desde el primer cuarto del siglo pasado. La carretera de Soria, con su misteriosa belleza de los paisajes de Cameros -y sus pueblos bañados por el Iregua principalmente- podrá mejorar en amplitud en el futuro, aunque la orografía es un desafío a tener en cuenta y quizás su magia es un cierto aislamiento que le confiere su accidentado relieve.
Foto de archivo familiar enviada por Pedro Antonio
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