sábado, 29 de noviembre de 2008

Colegio de las Madres Agustinas en Vara de Rey



Mi madre estudió en este colegio al que su padre atendía como médico y conoció a su mejor amiga, que está en la foto y vive todavía pasando de los noventa.
El padre de su mejor amiga, llamado respetuosamente el señor Mariano, cuidaba una huerta en la carretera de Villamediana y algunas veces, en esos paseos por las afueras con mi madre en la citada huerta, disfrutábamos del campo. Preparaban en su casa- contaba mi madre-, un arroz blanco mezclado con la ensalada y a mi madre le encantaba. Una de las monjas que le dio clase (ninguna de la foto es) se llamaba sor Tomasa, de cuyo apellido no quiero acordarme, pero tengo incluso un recordatorio de su defunción con su fotografía y anécdotas contadas por mi madre de las niñas, que la hacian decir cuando hablaban mucho: "¡Que me levanto...!". Debió de ser una gran persona y mi madre aprendió a bordar y otras muchas cosas más de ella.
Tengo los libros de texto de la época, de FTD o Vicens Vives (no los tengo aquí) y no eran la Enciclopedia Álvarez, sino libros a nivel de bachillerato para primaria hasta 8º.

Un día tengo que hablar de libros de texto, de los que dispongo de tres siglos diferentes. Y de los cuentos de mi madre que asustaban realmente: Aladino y la lámpara Maravillosa, Alibabá y los cuarenta ladrones, Pulgarito o Pulgarcito -este lo restauré digitalmente, aunque me faltan dos páginas y la Portada-, de la editorial Sopena, con ilustraciones tremebundas de Asha... Los compraba en la librería de Cariaga al que conocí muy anciano y al pie del cañón de la época cuando nadie podía jubilarse, creo recordar que estaba cerca de Paracuellos, otro establecimiento veterano que tenía de todo en revistas, periódicos y fascículos coleccionables (Tengo todos los comercios y profesionales de la época de toda España en el Anuario General del Comercio de los años 30 y consultaré esta librería-Cariaga-y dónde estaba situada). La librería Balmes, cuando estuve viviendo y trabajando en un pueblo de Cádiz cerca de Olvera, el dueño de un bar me dijo que conocía la librería Balmes porque le mandaba tebeos-comics- para vender, con lo que Logroño tenía un distribuidor oficial para España en la calle Sagasta, junto a la plaza del Mercado, de comics. La librería Quevedo es de la saga del dueño de Balmes, donde yo gastaba parte de mi paga en Pumbys, Pulgarcitos (Mortadelo, Carpanta, Petra criada para todo, Carioco el loco, etc.) y mi hermano compraba entre otros El Capitán Trueno.
La foto es de finales de los 20 y del mismo tono

No hay comentarios: