Dejé Logroño para hacer unas oposiciones en Málaga tras votar sí a la reforma política en junio de 1977. Viví en Málaga la incipiente democracia con incidentes callejeros muy graves por reclamar la identidad de lo que sería una autonomía consolidada, como las demás, que nos debería de ayudar a administrarnos mejor, sin centralismo.
El intento de golpe de estado me tocó un poco alejado, en un pueblo de los llamados blancos, en la serranía de Cádiz. Lo vi en un pequeño televisor portátil B/N y lo compartí en directo con alumnos de un colegio. Lo que hoy algunos ven como una anécdota mil veces parodiada, nos hizo temblar a los que lo sufrimos. Afortunadamente fue una vacuna para que todos comprendiéramos que la libertad, que muchos pueblos milenarios están reclamando estos días y nosotros conseguimos en nuestra transición, no tiene precio.
Foto que tomé el pasado diciembre
El intento de golpe de estado me tocó un poco alejado, en un pueblo de los llamados blancos, en la serranía de Cádiz. Lo vi en un pequeño televisor portátil B/N y lo compartí en directo con alumnos de un colegio. Lo que hoy algunos ven como una anécdota mil veces parodiada, nos hizo temblar a los que lo sufrimos. Afortunadamente fue una vacuna para que todos comprendiéramos que la libertad, que muchos pueblos milenarios están reclamando estos días y nosotros conseguimos en nuestra transición, no tiene precio.
Foto que tomé el pasado diciembre
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