jueves, 10 de diciembre de 2009

Sombrerería La Parisienne.- Anita de Pablo, Modista de Sombreros.- Dulín

Encontré esta fotografía de unas primas de mi abuela que podría ser en el Espolón u otra plaza de la provincia. La elijo por los sombreros que ostentan estas señoras, y el caballero de espaldas el bombín.










Queda una sombrerería en Logroño en Portales: Dulín.
También Anita, hija de mi bisabuela, la de la Imprenta y papelería librería Viuda de Venancio de Pablo, de la que ya he citado recientemente en su casa de Once de junio, tenía la suya y figura como modista de sombreros. En la Rioja anterior de la inauguración de la Estatua de Espartero (23 de septiembre de 1895) he encontrado este anuncio con un simple grabado, sin trama de sombreado, de los primeros que insertó el veterano diario La Rioja.
No comento lo que se puede deducir por los documentos, pero mi bisabuela y mi abuela Nati se hicieron cargo de Ana María, su hija, a la que mi bisabuela recomendó que estudiara magisterio, según la propia Ana María me contó. El hermano fue un afamado oftalmólo en Málaga, con consulta que visité en calle Larios, cuando la llevaba su hijo. Traté a los dos hermanos y a sus hijos y demás familia.
Sobre la fotografía de Anita, creo que no se la tomó el mismo año del fallecimiento, sino que mi abuela mandó sacar una ampliación con motivo de su fallecimiento y la fotografía puede ser anterior, pues existen otras copias con las hermanas y mi abuela que se tomarían antes. Hay otra similar de su hermana Sabina que quizás trabajara con ella en el taller de confección. También ésta falleció joven y sé que pudo visitar balnearios en Suiza por motivos de salud. (Fotografía de estudio de Alberto Muro, retocada a lápiz y escaneada tras el cristal original del cuadro que tenía mi bisabuela en su casa. Fotografía de sombrerería Dulín por Pedro desde Logroño. Debajo, su hermana Sabina, que posiblemente le ayudó en la sombrerería o en el diseño de sombreros, pues salía de España en ocasiones)

domingo, 6 de diciembre de 2009

Casa donde vive el duque de la Victoria.-Crónica general de España, Logroño, 1867

Casa de Espartero, 1932, postal del día del vino de A. Muro








(...) "Su primer pensamiento fue abdicar la Regencia para demostrar de esta manera que no aspiraba ni remotamente á usurpar un puesto, en que de seguro no habia siquiera pensado. Es muy posible que de haberlo realizado, hubiera quedado la revolución desarmada; pero sus amigos le hicieron desistir de semejante idea, y se decidió á luchar en el terrreno de la fuerza.
Los trabajos incesantes que se habían hecho tenian minado el ejército, y habiéndose puesto al frente de un cuerpo considerable de tropas para marchar sobre Valencia, apenas pudo llegar á Albacete. Viendo allí que la division mandada por Enna se habia pasado á la rebelion, se dirigió á Andalucía para incorporarse con Van-Halen, que estaba sitiando á Sevilla, y constituir allí su base de operaciones; pero al recibirse en el campo la noticia de la jornada de Ardoz, fué necesario levantar el sitio de Sevilla, emprendiendo la retirada á Cádiz. Las tropas, á las cuales se habian ocultado los acontecimientos para evitar la insurreccion, supieron en Utrera la verdad de los sucesos, y la desercion fué tan grande, que solo quedaron al lado de Espartero algunas compañías.
El Regente, amenazado por el general Concha que le perseguia al frente de un numeroso cuerpo de infantería y caballería, pudo llegar al Puerto de Santa María y embarcarse á bordo del vapor Bétis.
Perdida ya toda esperanza, Espartero se traladó al navío de la marina real inglesa Malavar que se hallaba fondeado en el puerto de Cádiz, y fué recibido en él con todos los honores debidos á su rango.
El Regente publicó un manifiesto en que se sinceraba de los cargos que injustamente se le habian dirigido, y protestaba contra la violencia de que habia sido objeto. El gobierno contestó espulsándole del territorio español y exonerándole de todos sus empleos y condecoraciones, y el Malavar hizo entonces rumbo á Lisboa, donde trasladó á Espartero al Prometeo, que lo llevó á Lóndres.
El gobierno inglés, interpretando los deseos y sentimientos de aquel pueblo liberal y generoso, acogió al noble desterrado con todas las consideraciones imaginables, y le señaló una pension de 20,000 duros anuales que Espartero tuvo la delicadeza de no aceptar.
Todas las corporaciones, todos los personajes políticos importantes se disputaron el honor de dispensarle obsequios, y la Reina Victoria le recibió como hubiera podido recibir á un monarca. Tales demostraciones debieron hacer muy grata á Espartero su residencia en Lóndres; pero el gobierno comprendió al fin que no debia temer nada de su presencia en España, y siendo presidente del Consejo de ministros el general Narvaez, le fueron restituidos sus títulos y honores, levantándole el destierro que se le habia impuesto y nombrándole senador.
Su regreso á Madrid hizo revivir el antiguo afecto que el pueblo le profesaba, y dió ocasion á algunos para concebir esperanzas, que estaba muy distante de complacer quien, como el hombre cuya historia hemos trazado no podía carecer de memoria. Al poco tiempo de residir en Madrid el duque de la Victoria se trasladó á Logroño, de donde no ha salido mas que el breve periodo de 1854 á 1856, para ocupar la presidencia del consejo de ministros.
Harto reciente está la memoria de los sucesos que se verificaron durante aquellos dos años. Harto conocida es la resistencia que opuso á volver á la vida política y la facilidad con que la abandonó, para no detenernos en describir estos sucesos, ni sacar mas pruebas para demostrar que carece de ambiciones personales, y que, aleccionado por la esperiencia, saldrá muy difícilmente de su pacífico retiro.
Espartero vive allí con la mayor modestia, entregado á los goces de una vida pacífica, que su escelente esposa, la señora doña Juana Sicilia de Martinez, contribuye á embellecer.
Espartero puede estar seguro en su retiro, de que la historia le reservará un puesto distinguido, y que España le considerará siempre como uno de sus hijos predilectos."
Crónica General de España, Logroño, 1867, pgs. final 50-51. Ortografía de la época

Los libros de mi abuelo me enlazan directamente con una época y aunque las imágenes procuro limpiarlas del deterioro de los años, el poder consultar directamente los libros no tiene precio...

Ver enlace a Bermemar y Espartero




General Espartero: Traslado de los restos del general y su esposa al mausoleo de la iglesia de Santa María de la Redonda.-30/08/1888 Casa del general


Casa del general Espartero de fotografía que tomé en los 80 y publicada con otras




(Reposición del Post por interés del anterior)

"LOGROÑO.
Traslación de los restos mortales del general Espartero y de su esposa al mausoleo de la iglesia de Santa María la Redonda.

El día 30 de Agosto último, víspera del aniversario quincuagésimo del convenio de Vergara, se verificó en Logroño la tras­Iación de los restos mortales del capitán general D. Baldomero Espartero y de su esposa Dª jacinta Martínez Sícilia, príncipes de Vergara, desde el cementerio de la ciudad al mausoleo de la Iglesia de Santa María la Redonda. (Véase la Crónica general del número precedente. La vemos a continuación:

Los restos del general Espartero y de su esposa, que falleció antes que él y que descansaban en el cementerio de Logroño, han sido trasladados a su panteón definitivo en la iglesia de Santa María la Redonda de la citada capital, en donde el que fue Regente del reino había fijado su retiro desde que renunció a la vida pública. La ceremonia de la traslación fue muy solemne: para tributar los honores militares al vencedor de Luchana, se había aumentado la escasa guarnición de Logroño, que cubrió la carrera; los balcones de las casas estaban enlutados; las carrozas mortuorias cubiertas de coronas, y todas las autoridades de todos los órdenes formaban parte del cortejo, que presidía el Marques de la Habana, el Capitan general del distrito, el Duque de la Victoria y otras personas allegadas. El epitafio grabado sobre la losa del sepulcro, contiene esta inscripción:
"Al general Espartero, pacificador de España, y á doña Jacinta Martínez de Sicilia, su esposa, erigió la nación este monumento. Afio MDCCCLXXXVIII."
El Príncipe de Vergara, primer Duque de la Victoria y Conde de Luchana, no sólo merecía ese tributo por la alta jerarquía á que llegó desde la mas modesta condición, y como personaje histórico, por haber sido Regente, sino porque en un periodo de su vida fue el caudillo más popular, en epoca de grandes divisiones y grandes entusiasmos. Su vida pública terminó en 1856. Su lema histórico, que podia ser el de su escudo de armas, cúmplase la voluntad nacional. Su valor, heroico. Su talento, escaso. Su suerte, extraordinaria. Su amor al pueblo, inmenso. Su lealtad á la monarquía constitucional, indisputable. Su modestia y sus virtudes cívicas, probadas en que supo rechazar su candidatura a la corona en tiempos en que no le hubiera sido imposible obtenerla y renunciar a todas las grandezas que le ofrecían las perturbaciones de los tiempos y la popularidad de su nombre.
Ese mausoleo, erigido por suscrición nacional y admirable­mente labrado por el distinguido escultor D. Juan Samsó (autor de la lápida sepulcral del arzobispo Yusto en la catedral de Bur­gos, de la estatua polícroma de la Inmaculada Concepción y de otras notables obras escultóricas, es un modelo en su género, por la severidad, sencillez y buen gusto que en él dominan.
"Consta de tres cuerpos (dice un corresponsal): el más bajo es una lápida de mármol, sostenida en cuadro por piedra tallada, que ostenta á ambos lados escudos de armas, y en la cual hay la siguiente inscripción:
"Al general Espartero, pacificador de España, y á doña Jacinta Martínez de Sicilia, su esposa, erigió la nación este monummto ­año MDCCCLXXXVIII" .
" El segundo cuerpo es de mármol, y tiene la forma de un pe­queño panteón de piedra; en la cara de frente hay un medallón sostenido por dos ángeles, que tiene en el centro los retratos, en bajo relieve, de los Duques; apoyándose en este segundo cuerpo, hay una estatua con el brazo derecho levantado, y con el dedo (índice señalando al cielo, y en la mano izquierda lleva en direc­ción al suelo una trompeta, cuyo fin se pierde entre el ropaje de la estatua, y rodeando los pies un trofeo de banderas y armas; el mármol es todo riquísimo de Carrara y de gran blancura, y todo este monumento está encajado en la pared en un arco regular, en cuya parte superior se lee: Sic transit gloria mundi."
Dióse principio á la ceremonia de la traslación por este or­den: cruz alzada y clero; carroza que conducía los restos de la Sra. Duquesa con numerosas y bellas coronas, y cuyas cintas lIevaban el diputado á Cortes Sr. Marqués del Romeral, el Presi­dente de la Audiencia, dos tenientes de alcalde, el Delegado de Hacienda, un diputado provincial, y el Sr. San Millán, de la fa­milia, presidiendo el Ayuntamiento, con el Alcalde á su frente y el Gobernador de la provincia, y cerrando la marcha un piquete compuesto de tropas de la guarnición: seguía después la magní­fica carroza que conducía al cadáver del Principe de Vergara, la cual estaba cubierta de bellísima coronas, y cuyas cintas lleva­ban jefes del ejército y los Sres. Montenegro y Marqués de San Nicolás, representantes de la Comisión ejecutiva del mausoleo; presidía la fúnebre ceremonia el Sr. Marqués de la Habana, acompañado del actual Duque de la Victoria, Sr. Montesinos, y de los Sres. Capitán general del distrito de Burgos, diputados provinciales, Presidente y magistrados de la Audiencia, repre­sentantes de todos los cuerpos del ejército, funcionarios públicos, y también muchas personas notables de la población.
El Sr. Marqués de la Habana, al ser colocado el féretro en la carroza, pronunció un elocuente discurso en honor del ilustre Pacificador de España, recordando sus virtudes cívicas, su valor, sus victorias, su patriótica abnegación y su noble modestia, y ter­minó con vigoroso y levautado apóstrofe al ejército español, estimulándole á que siga siempre por el camino del honor y de la gloria.
Cubrían la carrera los regimientos de infantería de Burgos y Albuera, un batallón de ingenieros y una batería de montaña; en las calles se agrupaba el público en compacta muchedumbre, y los balcones de las casas ostentaban colgaduras negras y de los colores nacionales; en la iglesia de Santa María la Redonda fue­ron colocados los féretros en suntuoso túmulo de paño negro recamado de oro y entre numerosos brandones y varios trofeos militares, y terminada la solemne ceremonia religiosa, los trans­portaron á la cripta del mausoleo y quedaron depositados en sus respectivos nichos, desfilando luego las tropas de la guarnición por delante del Sr. Marqués de la Habana.
Entre las coronas que cubrían el féretro del insigne vencedor en Luchana y en Morella, había una magnífica, regalada por S. M. la Reina Regente. y otras del mejor gusto, enviadas por el Sr. Marqués de la Habana y sus hijas, y por amigos y parien­tes del finado.
El grabado de la pág. 140 se refiere á esta fúnebre ceremonia, según croquis del natural remitido por D. Baldomero Sáenz, de Logroño: el dibujo de la parte superior representa la carroza que conducía los restos del ínclito Príncipe de Vergara; el de la parte central, la llegada de la comitiva á la portada del tem­plo; el de la parte inferior, el acto de rezarse el último responso enfrente del mausoleo, momentos antes de ser depositados los féretros en la cripta. "
Otras noticias que aparecen en el mismo número:
"El submarino Peral ha hecho con exito brillante las pruebas de sus aparatos de locomoción, navegando con ligereza en la superficie de la bahía de Cadiz, y ejecutando con precisión extraordinaria toda clase de evoluciones: tambien hizo el ensayo del lanzatorpedos, que funcionó como su autor habla calculado. Es decir, ha demostrado de un modo ostensible que el accidente ocurrido al intentar esa misma prueba por primera vez, y que aprovecharon tanto los enemigos de Peral, no tenia importancia, ni pasaba de ser un retardo debido a la mala construcción de un aparato. Sabemos hoy positivamente que el buque maniobra con primor, sin producir apenas estela al cortar el agua, y gira en todos sentidos, obedeciendo instantaneamente á su inventor, y que la carga de sus acumuladores le permite evitar muchas horas funcionando; y sabemos que el aparato destinado á lanzar los torpedos produce los efectos deseados. Por las pruebas hechas en el dique sabemos tambien que el aparato de profundidad actua sin inconveniente, sumergiendo y elevando el casco á voluntad ...")

La Ilustración Española y Americana, Agosto de 1888
He respetado ortografía y dicción de la época . Ver página Bermemar sobre el General Espartero