jueves, 31 de diciembre de 2009

Historia de los meses (11) Enero. Almanaque de la Madre de Familia de 1927



Roma, la Roma imperial que dictó leyes al mundo, adaptó para su uso los grandes mitos de Grecia; los redujo y los "academizó”. En la Mitología griega, Zeus era el firmamento constelado, con la infinita magnificencia de compendiar todo lo que representan en potencia lumínica y creadora los milIones de astros que pueblan el espacio.
Roma convirtió a Zeus en el portero que abre y cierra el cielo a la luz, y lo personiificó en Jano (de janua, puerta), proveyéndolo de un bastón en la diestra mano y de una llave en la siniestra. (Con cambiarle el bastón por un chuzo, ya está descubierto el comienzo del linaje de los serenos madrileños).
Para deificar al portero, lo hizo dios del cielo luminoso y de los orígenes y principios de todas las cosas. Le dedicó un templo en la capital del Imperio, en el monte que aún conserva el nombre de Janículo, y le instituyó como homenaje las fiestas llamadas Januales.
El pueblo, considerando que el guardián abridor y cerrador de las puertas del universo debía lógicamente velar por los hogares, lo reverenció como señor de las puertas y de los huecos que dan luz a las viviendas, y, con un pequeño esfuerzo de imaginación, lo conceptuó encargado de abrir las puertas de la vida y de llevar, con la luz, la paz.
Por compañera le fue atribuida Cárdea (de cardines, los goznes de la puerta), y como el arco triunIal (janua) tiene dos fachadas, lo artistas inventaron el Jano doble, con dos caras, mirando a lo pasado y a lo porvernir. Y cayó sobre el portero celeste la calumnia de la doblez, de la cual todavía no ha logrado redimirse.
Para inmortalizarlo en su recuerdo, lo conmemoraron en la aurora de cada día, en las calendas de cada mes y en el primer mes -comienzo o entrada- de cada año.
Jano, trocado en jánitor (portero), fue, y continúa siendo, el padrino de januarius o januario, nombre del mes -con que principia el año.
Y al arromanzarse en Castilla el idioma que codificó Nebrija y que muy luego ennobleció Cervantes, el Januario, pasando de boca en boca, se deformó y se transformó sucesivamente.
Acaso, durante algún tiempo, fue januero; después, probablemente, se simplificó en janero, y. finalmente, con la elisión de la inicial y la transformación de la a en e, se llegó a Enero, que, por deber su nombre a Jano. fue y continúa siendo el pionero del año.

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