ENTRA en escena un mancebo, con los cabellos coronados por oro de espigas y con las carnes bronceadas por el sol; avanza resueltamente, y dice así:
-¿Mi padrino ... ? Mi padrino fue nada menos que un hombre considerado como semi-divinidad. Fundador del Imperio romano, dueño del mundo. Gloria inmortal de la familia Julia, ennoblecedor del título de César que, como dignidad, ostentaron los emperadores... Era grande... Por talento, memoria, elocuencia, cultura, ciencia militar, corazón, arte de conducir a los pueblos, dotes de historiador, poeta, dramaturgo y gramático, era la superación de la grandeza, ¡era genial...! De sus victorias puede formarse idea aproximada por el índice de su campaña como conquistador de la Galia Cisalpina y domador de las peleadoras tribus de los territorios belgas, alsacianos y alemanes... Tomó más de 1.800 plazas, enyugó a más de 3oo pueblos guerreros. Derrotó a tres millones de enemigos, causándoles un millón de muertos y otro millón de prisioneros ... Mitrídates le rindió vasallaje, Pompeyo quedó exterminado en Farsalia. Farnaces mordió el polvo en Zela. El Egipto de los Faraones se vio reducido a la dependencia de Roma, y todo el orbe conocido acató la soberanía de las águilas cesáreas... Alto, bien proporcionado, enjuto, de blanco cutis, ojos negros y vivos. Porte majestuoso. Y pulquérrimo en el cuidado de su persona, así era César. De todos los cargos y dignidades que merecidamente obtuvo - propretor, triunviro, procónsul, dictador, Imperator -el que más estimó fue el derecho de ceñir constantemente la corona de laurel... Y este prohombre, que murió malamente asesinado, había nacido el día 12 del mes Quíntilis (así denominado por ser el quinto del año de Rómulo). Julio César ordenó la reforma del calendario. Y a ella quedó unido su recuerdo.
Roma dedicó a su genial Imperator el mes en que naciera. Y así, por obra del genio y por tributo de admiración y gratitud, luzco el nombre del linaje de César; por eso me llamo Julio.
-¿Mi padrino ... ? Mi padrino fue nada menos que un hombre considerado como semi-divinidad. Fundador del Imperio romano, dueño del mundo. Gloria inmortal de la familia Julia, ennoblecedor del título de César que, como dignidad, ostentaron los emperadores... Era grande... Por talento, memoria, elocuencia, cultura, ciencia militar, corazón, arte de conducir a los pueblos, dotes de historiador, poeta, dramaturgo y gramático, era la superación de la grandeza, ¡era genial...! De sus victorias puede formarse idea aproximada por el índice de su campaña como conquistador de la Galia Cisalpina y domador de las peleadoras tribus de los territorios belgas, alsacianos y alemanes... Tomó más de 1.800 plazas, enyugó a más de 3oo pueblos guerreros. Derrotó a tres millones de enemigos, causándoles un millón de muertos y otro millón de prisioneros ... Mitrídates le rindió vasallaje, Pompeyo quedó exterminado en Farsalia. Farnaces mordió el polvo en Zela. El Egipto de los Faraones se vio reducido a la dependencia de Roma, y todo el orbe conocido acató la soberanía de las águilas cesáreas... Alto, bien proporcionado, enjuto, de blanco cutis, ojos negros y vivos. Porte majestuoso. Y pulquérrimo en el cuidado de su persona, así era César. De todos los cargos y dignidades que merecidamente obtuvo - propretor, triunviro, procónsul, dictador, Imperator -el que más estimó fue el derecho de ceñir constantemente la corona de laurel... Y este prohombre, que murió malamente asesinado, había nacido el día 12 del mes Quíntilis (así denominado por ser el quinto del año de Rómulo). Julio César ordenó la reforma del calendario. Y a ella quedó unido su recuerdo.
Roma dedicó a su genial Imperator el mes en que naciera. Y así, por obra del genio y por tributo de admiración y gratitud, luzco el nombre del linaje de César; por eso me llamo Julio.
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