domingo, 31 de mayo de 2009

Historia de los meses(4).-Junio. Almanaque de la Madre de Familia de 1927






HISTORIA DE LOS MESES: JUNIO
Por cosa cierta y probada dieron algunos enciclopedistas que Junio procedía de Junius, y que éste, a su vez, se derivaba de Juvenibus y de Junioribus (los jóvenes), alegando que los romanos placiéronse en dedicar este mes a la juventud que servía en la milicia peleando por Roma.
No faltó polígrafo erudito que se alzase contra la afirmación y que, con más afán de originalidad que abundancia de argumentos admisibles, pretendiese asentar la hipótesis de que Junio (Junim) era lisa y llanamente la forma de conmemorar a Junio Bruto, que expulsó a los Reyes de Roma.
Y ni aquellos enciclopedistas ni ese polígrafo quisieron tomarse la molestia de leer a un gran poeta (Ovidio, libro V de los Fastos), que pone en boca de la diosa Juno la siguiente frase que vale por una definición y por una probanza:
“Junius a nostro nomine nomen habit.”
(Junio, por nuestro nombre, nombre tiene.)
El gran poeta sabía bastante más que los etimologistas, y la confirmación de su frase se encuentra en un hecho: Junio es el mes consagrado a la diosa Juno.
Indudablemente el ahijado pudo sentirse orgulloso de su madrina, porque ésta no era una divinidad gentil (de poco más o menos, sino la muy empingorotada Reina de los dioses, hermana y esposa de Júpiter, madre de Hebe y de Vulcano, y luego de Marte y de Tiefón.
Las aventuras y desventuras de la mitológica existencia de la deidad tienen majestad y poesía.
Hércules niño muerde rabiosamente en el pecho a la Reina de los dioses, y, por efecto del mordisco, surge esa magnificencia llamada la Vía Láctea.
Conspira Juno contra su marido, y Júpiter le impone por castigo cadena temporal. Tetis y Briareo son auxiliares del esposo, que actúa como ejecutor de la propia justicia. La diosa queda suspendida en el espacio mediante una cadena de oro, y su hermosura resplandece de tal modo, que, mientras se cumplió la condena, los astrónomos consignaron con embeleso la presencia de un nuevo sol en el firmamento.
Divinidad benéfica, presidía los enlaces matrimoniales, amparaba a las mujeres castas y velaba por la salud familiar. Todo en ella era belleza, hasta sus emblemas.
Muy descontentadizo había de ser Junio para no sentirse satisfechísimo de que Juno le diera su nombre.
(He suprimido las tildes del latín, aunque cuando se escribió el texto se utilizaban por influencia del latín ecles¡ástico y de los profesores de entonces)

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