jueves, 2 de abril de 2009

Historia de los meses(2).- Almanaque de la Madre de Familia de 1927

Los artistas han representado a Abril personificándolo en una garrida doncella con la frente ceñida por diadema de mirto, ataviada con túnica de color verde, sustentando en los brazos un cestillo colmado de frutas, y engalanada con el signo de Tauro enguirnaldado de violetas y de otras delicadas flores.
Los historiadores se han mostrado conformes en reconocer que el mes de Abril estaba consagrado a Venus por los romanos y a Apolo por los griegos, revelando con ello unos y otros el deseo de proporcionarle la protección de la Belleza.
No admite discusión, por tratarse de "hechos probados", que Abril era para Roma una ráfaga de alegre juventud, que se expresaba en las alborozadas fiestas a Cibeles, en los combates ecuestres en honor de la providente Ceres y en los no muy comediidos regocijos de Floralia.
Ahora bien, en lo que ni ayer ni hoy han podido convenir los maestros y definidores. es, según queda dicho, en el origen del nombre del mes de Abril.
Hombres duchos y sesudos, versados en estudios etimológicos, afirman categóricamente que Abril desciende de la palabra Aphril (espuma), y aducen, en apoyo de la afirmación, que Venus nació de la espuma del mar y que a Venus dedicó Grecia el mes de Abril o Aphril.
Pero contra la afirmación anterior se alza una gran mayoría, que razona del siguiente modo: en el calendario de Rómulo, Abril, que era el segundo mes a continuación de Marzo,abría el año; era Aprilis, el que abre; en el calendario Juliano se convierte en el cuarto mes, y conserva el nombre de Aprilis, no tanto por respeto a la denominación que ya había recibido, cuanto porque se reconoció que el nombre le convenía aun después de haber cambiado de lugar dentro del año; y le convenía, efectivamente, porque efectuándose en sus treinta días la mayor parte del milagro de la renovación primaveral, asistía a la aparición de los brotes, al despliegue de las yemas de los árboles y a la apertura de las corolas de las primeras flores vernales. Era el aperire triunfal, el Abrir de los esplendores de la Naturaleza.
y por esto, justificadamente, recibió el breve y sonoro nombre que ostenta.


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