sábado, 5 de diciembre de 2009

Inauguración de la estatua del General Espartero (diario La Rioja , 23 de Septiembre de 1895)


Me enviaron desde Madrid esta página de la Rioja:"En Honor de Espartero". Se puede leer guardando la imagen pinchada y viéndola ampliada.
La foto de cristal es de las primeras que publiqué en el blog, que ya va reduciendo el ritmo de publicación...
Reproduzco a continuación algunas pinceladas de la página.
" EN HONOR DE ESPARTERO
(enlace a Septiembre de 1895, diario La Rioja en PDF, Prensa Histórica)
Hoy ha quedado completamente realizado el pensamiento de los concejales logroñeses de 1871.
Largo ha sido el tiempo comprendido entre las dos fechas. Desde aquel día en que el ayuntamiento acuerda perpetuar con mármoles y bronces la memoria del vencedor de Luchana, y el distinguido arquitecto Don Francisco de Luis y Tomás presenta un proyecto precioso, y se abre una suscripción nacional y se inauguran las obras casi en presencia del invicto caudillo: hasta hoy que un ilustre poeta descorre el velo que oculta la estatua y las personas investidas de autoridad o representación tributan homenaje a Espartero con discursos y vítores, han pasado muchos años y en ellos han ocurrido grandes cambios. Ya no es aquel primitivo proyecto el que se lleva a la práctica: las Cortes, cediendo a las reiteradas instancias de don Amós Salvador, acuerdan poner una estatua ecuestre para que no aparezca por más tiempo sin concluir el obsequio de la patria a quien fue su ídolo en otra época, y completa con fondos del presupuesto la cantidad que debió haber sido voluntariamente de los españoles. Ya no despierta el nombre de Espartero aquel entusiasmo que se manifestó en 1872. Ya no espera el Príncipe de Vergara en su palacio a las comisiones y al pueblo que poco antes le vitoreara en el paseo de su nombre. Ni siquiera existe aquel rey ni la mayor parte de aquellos generales en quienes produjo gran satisfacción el acto de los logroñeses.
Pero aunque la diferencia sea grande y ambos sucesos se hallen separados por grandes acontecimientos nacionales, hemos de ocuparnos de las dos, dando al olvido todo lo que hay entre ellos, los obstáculos, los desalientos, las ráfagas pasajeras de entusiasmo y cuanto pudiera empañar el brillo de la solemnidad de hoy.