Al encuentro de amigos de toda la vida, termino mi periplo riojano. Desde el pueblo de nuestro Sagasta, cuya casa natal aprecié desde fuera.
Con buena amistad y viandas típicas de la tierra, me despido de este blog por ahora.
Es preciso asimilar las sensaciones de un viaje que se había alargado demasiado en el tiempo (7 años y medio).