viernes, 30 de octubre de 2009

Historia de los meses (9).- Noviembre. Almanaque de la Madre de Familia de 1927


En el parque del regio palacio de Windsor existió, hace algunos años, la costumbre de que un centinela prestase servicio no lejos de la fuente de una plazoleta e inmediataamente al lado de un frondoso grupo de arbustos.
No había sentido nadie la curiosidad de averiguar qué papel de vigilancia especial desempeñaba aquel soldado.
Una tarde, siendo príncipe de Gales el que luego reinó con el nombre de Eduardo VII, se detuvo ante el soldado y preguntó a un funcionario palatino a qué obedecía la presencia de un centinela en aquel lugar.
No acertó el funcionario a dar satisfacción a la pregunta del Príncipe; pero prometió indagar y obtener explicación del hecho.
La averiguación fue larga y no fácil. Todos se encogían de hombros y alegaban que "era costumbre".
Al fin, una dama de Palacio, octogenaria (achacosa, pero que conservaba perfecta lucidez de sus facultades intelectuales), rompió a reír y proporcionó la deseada explicación.
Cuando S. M. la Reina Victoria era muy niña, mostraba ya predilección hacia las flores. Cierta mañana de primavera, paseando por el jardín la augusta madre de la entonces princesa Victoria, detúvose, sorprendida y embelesada, en la plazoleta de la fuente, ante un espléndido rosal que lucía la primera rosa del año: una magnificencia de color y de aroma.
Quiso la madre que la niña gozase admirando la soberbia flor, y se dirigió a Palacio para avisar a la pequeñuela; pero antes, temerosa de que alguien pudiese cortar aquella rosa, ordenó que se colocase un centinela con consigna de que nadie tocase el rosal.
Así se hizo; la Princesa bajó al jardín, se recreó contemplando la flor y se retiró a sus habitaciones.
No hubo quien diese contraórdenes. y a su hora, el centinela fue sustituido por otro, y el relevo se continuó, y así transcurrieron semanas, meses y años.
-¡Era costumbre!-decían los que ignoraban el origen de la práctica.
-¡Es rutina absurda que nació de un olvido y que debía cesar!-pudieron añadir.
Otro tanto ocurre con Noviembre. Se llamó así porque era el Noveno mes del año.
Desde hace siglos se ha convertido en el Undécimo.
¿No será posible acabar con la rutina y proporcionarle un nombre que, por lo menos, no exprese una inexactitud?