Parece ser que Don Quijote, dentro de su locura, vivió una experiencia en otra dimensión, cuando, descolgándolo con una larga soga, bajó a las mismas entrañas de la Cueva de Montesinos y vio allí todos los personajes que formaban parte de su mundo de fantasías, gracias a las lecturas de libros de caballerías y debido a la oscuridad y el silencio absoluto que existe en algunos lugares.
Dicen que los que se quieren encontrar con los seres queridos que nos han dejado van a unos centros de reposo en los que el aislamiento, la oscuridad y la utilización de espejos producen encuentros místicos virtuales con los seres que nos dejaron.
Alicia en el País de las Maravillas es otra experiencia de encontrar el mundo de lo absurdo cruzando una barrera de cristal que separa el mundo no imaginativo del imaginativo.
He intentado ser objetivo en el blog y contar los recuerdos, pero el mundo laberíntico en el que me he metido, me ha llevado a investigar sucesos de mi familia que ignoraba y que muchos están en los periódicos La Rioja y El Heraldo de la Rioja, de los que del último mi madre se desprendió de cientos de ejemplares entregándoselos a un primo suyo residente en Zaragoza.
También he leído cartas de la primera mujer de mi abuelo o las poesías de mi bisabuelo Julián despidiéndose de este mundo en verso. sabiendo como médico que tenía neumonía . Murió justo a los 50 años, dejando a mi abuelo Santos, hermanos Pepe y Julia sin padre y declarándose en las poesías profundo cristiano, amante esposo y padre, dando consejos a todos de apartarse de amistades mundanas y falsas.
Esto me conduce más allá de los recuerdos, y a una experiencia casi mística familiar y con mi tierra, al ver lo recopilado en el blog y lo que se podría o no verter en él.
No sé lo que ocurrirá en lo sucesivo. porque adentrarse tan profundamente en el pasado puede tener sus riesgos y quiero mantener un equilibrio y una objetividad. Quisiera ser honesto conmigo y con mis antepasados que vivieron en ese Logroño que ya es mi mundo de Cristal.
Espero también sacar tiempo para escanear negativos y restaurar un poco las fotografías borradas por el tiempo o manchadas o reticuladas. Muchas tienen más de 100 años. El año pasado me pasé un verano sin blog. Veremos si reflexiono éste también sobre el rumbo a tomar.
En las fotografías, mis bisabuelos Julián Martínez Baños y Silveria García Soba, de los que tengo otras mejores, pero menos jóvenes. Mi bisabuelo, del que ya hablé en Brieva, pasó de barbero a médico con muchos esfuerzos y ya mayor en edad. Mi abuelo Santos también está con ellos.
El otro caballero a lo Espronceda es mi tatarabuelo Ciriaco Verdejo, padre de mi bisabuela Viuda de Venacio de Pablo (Nicanora Verdejo Lasqueti), de la imprenta, librería y papelería del mismo nombre y que he hablado en historias familiares del río Ebro, pues su marido Venancio de Pablo Pérez murió ahogado en el citado río.
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